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miércoles, 5 de noviembre de 2014

CICLO LITERARIO A 4 VOCES. NOCHE CUARTA.


María D. Almeyda (Lola)

Andrés Blanco y Elías Pelayo

Rocío Hernández Triano

Fernando Mansilla

Martes 4 de noviembre, 21h. Barrio Nervión-Gran Plaza. Arranca la cuarta noche del CICLO LITERARIO A 4 VOCES en el local La Gallina en el Diván, con los maestros de ceremonias Rocío Muñoz y Luis Alberto Steinmann. Como va siendo tradición, lo hacen con un poema a dúo. Hoy le toca el turno a Bukowski con "Estilo". Porque de estilos va la noche. Cuatro muy diferenciados, cuatro personalidades muy marcadas, incluso para aquellos que aseguraban no tener estilo concreto: María D. Almeyda (Lola), Andrés Blanco, Rocío Hernández Triano y Fernando Mansilla. El cartel no puede ser más sugerente. Sin embargo, el otoño que se hacía de rogar y que de súbito hizo su aparición, en una ciudadanía tan sensible y voluble a los cambios metereológicos como es la sevillana, hizo que el público se mostrase más tímido en su afluencia. En cualquier caso, a pesar del recién llegado frío de noviembre, la noche ha sido espléndida. 

LOLA ALMEIDA
Poetisa onubense afincada en Mairena del Aljarafe, comprometida con la cultura como herramienta de denuncia. Junto a Tobías Campos, lleva el programa semanal "La Inopia", todos los jueves a las 21h. en Radiópolis. Su voz se alza tranquila, sin estridencias, con unos versos que me despiertan del sopor catarral en el que me encuentro. "Aquí donde me veis", "Sé que soy" son los títulos de unos poemas que me dejan con las ganas de escucharla de nuevo y de leer a solas luego. Poemas para reflexionar, para paladear desde el sosiego de la intimidad. Poemas también para salir de ese discurso derrotista tan nuestro, para animarnos a reaccionar. Llegado el momento de "Perdóname país", se nos escapa un ¡Bravo! de las entrañas, igual que ella pare versos que me erizan la piel: "Ya sé que no eres tú, que son tus paisanos." Saboreo estos versos unos instantes, agradeciendo su azote de conciencia, su inteligencia de verdadera patriota, ajena a los golpes de pecho del típico portador de banderita española. Finaliza con unos versos hermanos del anterior, en un poema apasionado que habla de la tinta especial que corre por nuestras venas: "Escribir con sangre (...) No evitarle nada a la vergüenza...". Aparece y desaparece de escena, discreta. Sin embargo, aún después de marcharse la poeta, su poética permanece. ¡Qué guerrera habita en esta mujer menuda, de maduras primaveras! Gracias Lola, por recordarnos cómo la poesía sigue siendo una herramienta cargada de futuro.

ANDRÉS BLANCO
Actor y poeta. Alguien que se crece en escena y que vive la palabra, cual todo cómico de la legua que se precie. En esta ocasión viene acompañado a la guitarra del también actor y artista multidisciplinar Elías Pelayo, colaborador habitual en La Gallina en el Diván. Para romper el hielo elige rapearnos un primer poema, que es a su vez una declaración de intenciones. Nos encontramos con un poeta que se nos confiesa desde el primer verso, que nos dice que más que componerlos los vomita... Y que así es como vive la poesía. El atractivo de su sinceridad y de la musicalidad de su prosa es innegable. Continúa hablándonos de amor con versos como "Me provocas... Como sólo tú sabes hacerlo.", volviendo a la confesión personal con "De tanto escupir... la garganta se me queda seca.". Andrés Blanco es una persona enamorada de su profesión. Resulta emocionante escucharle compartir ese amor con el público: "Homenaje a quien se suba a las tablas" y "No quiero enseñar a nadie". Este último hace una petición a la que me sumo: Demos a las palabras un significado real. "No confundamos payaso con un insulto irreverente."  Ser payaso es pertenecer a una profesión difícil y respetable como pocas. O parafraseando a la compañía Sindrome Clown: "Ser payaso es una cosa muy seria." Amén.

ROCÍO HERNÁNDEZ
Poetisa sevillana de verso escogido que se crece en lo lúgubre, mostrándonos el atractivo de la oscuridad que nos habita. Como carta de presentación nos sirve "Putrefacción", un poema de amor: "Los amantes que se han amado mucho son sucios y todo lo empocilgan..." Nos cautiva con los matices más grises de la realidad, con lo triste, lo pobre, incluso lo hediondo. Qué difícil es lo que hace Rocío. Creo que nos cautiva porque no maquilla , no dramatiza... no juzga. Y, por si fuera poco, consciente de la densidad del negro, nos arranca una risa con un humor afilado y sorpresivo, cual si fuera humorista profesional. Irreverente y libre nos suelta: "Con quince años uno siempre quiere que le entre algo... Yo quería que me entrase el espíritu. A ver si creía en Dios. Eso quería." Así nos presenta su poema "Apocalipsis": "¿Debo creer en ti, Dios de la Muerte? (...) ¿Debo creer en ti, Dios de la Vida?" Otros dos poemas para el recuerdo: su poética reflejada en aquel que dice "He llenado mis versos de impurezas" y  ese otro titulado "Tercera Edad". Este último me remueve especialmente. Hablando de los viejos de su barrio, nos hace un retrato que rebosa humanidad por todos sus costados. Tenemos la suerte de ver a través de los ojos de esta poetisa cómo la pobreza material puede ser tan sólo una apariencia, una parte de la realidad que se abre a una incalculable riqueza inmaterial. Después de escuchar a Rocío Hernández, grises y negros brillan como un nuevo arcoiris.

FERNANDO MANSILLA
Fernando Mansilla es actor, dramaturgo, músico, poeta, arreglista, novelista... Intergéneros, como resumió acertadamente Rocío Muñoz. Este catalán nacido en Barcelona, habitante de Sevilla desde 1982 a donde vino a estudiar solfeo, ha hecho de esta ciudad su casa. Si existen estrellas en la escena poética de Sevilla, una de esas rutilantes luces pertenece al presente invitado. Lo bueno es que no se le nota. Brilla sin pretenderlo. El sombrero que se cala para recitar, la actitud rebelde, la entonación gamberra, los textos ágiles, brillantes, recitados de memoria. Su repertorio es amplio, cuidado y muy divertido. Disfrutamos con su disfrute: nos divierte porque se divierte. Tiene ese espíritu joven de los viejos espíritus. "El sofá" le sirve al poeta entusiasta de las series televisivas para preguntarse: "¿Qué es la vida? ¿Una serie de televisión?" Con este poema hace: "vudú desde el sofá" porque "la vida es intensa y salvaje". Experto de la pausa, del ritmo, de la entonación... nos envuelve poco a poco entre sus sílabas, como si de un conjuro se tratase. Sigue con sus modos de nigromante con ese poema titulado como el periódico de prensa deportiva "Marca" y con aquel otro acerca de la tiranía de los smartphones en el que pide reiteradamente a un amigo bienintencionado: "No me enseñes más fotos en tu móvil, por favor."  Para terminar su intervención nos regala "La mirada del policía", deliciosa obra de toque surrealista en la que el poeta se iguala a una cucaracha. Lo que más me gusta es cómo es capaz de hacer magia de lo cotidiano. Me quedo con la impronta del autor y del showman, despliegue de talento y experiencia a partes iguales. Y es que, si este poeta es capaz de hacer vudú con "El sofá", podría ser que Fernando Mansilla sea a la poesía lo que Rafael Álvarez ("El Brujo") es al teatro. 

Aquí concluye  la crónica de esta semana. ¡Hasta el próximo martes!

"Sembremos cuentos entre todos, sembremos cultura."

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