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domingo, 21 de febrero de 2010

COCINANDO PALABRAS

Fotografía de Esther de Juglaría ©
Esta semana la he pasado yendo y viniendo de Arahal, un pueblo de la provincia de Sevilla. Tierra de ricos pastos, cuyo nombre de origen árabe significa "lugar del camino donde parar para descansar".

Precisamente la idea de descansar no es la que me ha llevado a ese municipio. Más bien la idea que llevaba en mente cada mañana al amanecer mientras mi limpiaparabrisas apartaba impaciente la lluvia era cómo transmitirles mi amor por la la lectura a unos cuarenta niños de seis años. La lluvia no nos ha dado mucha tregua esta semana en toda Andalucía: "el invierno más lluvioso desde que Málaga lleva constancia de sus precipitaciones", "inundaciones en la autovía de Cádiz", "muchas personas lo han perdido todo". Un invierno de lluvias para todos los gustos: oníricas a lo Blade Runner, optimistas a lo Cantando bajo la lluvia, violentas como en La costa de los mosquitos... A mí la lluvia me pone melancólica y reflexiva... me da por pensar.


Este año cumplo mi quinto aniversario en esto de "Animar a la lectura" y puedo deciros que sigo preocupándome por aprender y formarme en algo para lo que no existen escuelas. Sigo en esta tarea con más ilusión que cuando empecé, quizás porque ahora empiezo a VER la importancia de acercar las palabras y, sobre todo, la importancia de acercarlas a los primeros lectores. Opino que los seres humanos podemos entender muchas cosas, pero que hasta que no pasamos por una serie de experiencias que nos ayudan a profundizar en ellas, no podemos comprenderlas. Algo así como la cantinela que nos repetían en la adolescencia: -Lo entiendes, pero no lo entiendes de verdad... Ya lo entenderás.- El intelecto necesita de la experiencia para ratificarse en sus ideas (o desecharlas). La cabeza sin el corazón no es más que un órgano pensante. ¡Ya veis qué efectos tiene la lluvia en la mía! ;0)


Por eso me siento tan afortunada por esta semana de poesías bajo paraguas, de cuentos gamberros en verso, de cuentos para aprender a valorar las palabras y aprender a usarlas, a disfrutarlas, a descifrarlas, a jugarlas, a mecerlas... ¡a cocinarlas!


Mi agradecimiento a la Biblioteca Pública Municipal de Arahal y CEIP La Fuente, niños, niñas, profesores. Gracias por el tiempo compartido.


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